Hostelería de España pone en marcha una campaña ante la situación energética y sus consecuencias en el sector.
• La semana pasada se realizó un envío de cartas a presidencia del Gobierno y Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico solicitando reunión para abordar la
situación y medidas propuestas.
• Proponen la creación de bonos eléctricos: aplicando los remanentes de las ayudas COVID-19 al sector, no aplicadas, y valoradas en estos momentos en 3.000 millones de euros.
HOSTELERÍA DE ESPAÑA ha elaborado un manifiesto ante la situación de extrema gravedad que atraviesan la mayoría de los establecimientos hosteleros, debido al alza de precios que reflejan la electricidad y el gas. Mediante esta campaña explican la situación y proponen una serie de iniciativas para hacer frente al problema e intentar así salvar miles de empresas y empleos.
Tras analizar los resultados de una encuesta realizada a las asociaciones territoriales sobre posibles acciones a desarrollar debido al alza de precios en energía, Hostelería de España acordó la puesta en marcha de un calendario de acciones inmediato, comenzando la semana pasada con un envío de cartas a presidencia del Gobierno y Ministerio para la Transición
Ecológica y el Reto Demográfico solicitando reunión para abordar la situación y medidas propuestas.
También el pasado viernes, enviaron una carta a los principales Operadores Energéticos con las demandas y preocupaciones ante la situación del incremento de precios.
Según los datos que maneja Hostelería de España, la energía representa entre el 6 y el 8% de los costes de un negocio hostelero, por lo que una subida de un tercio puede provocar un aumento de entre el 2 y 3% de los gastos fijos en las empresas del sector.
El coste medio de un local de restauración puede situarse actualmente en una media de entre 3.000 y 6.000 euros, que varía en función del tamaño, la localización y los servicios que se
realicen. De este modo, el porcentaje de subida del recibo de la electricidad dependerá del tamaño y tipo de negocio hostelero, que podría situarse entre un 20%-40%.
Hasta ahora el sector hostelero ha realizado acciones de mejora y eficiencia en el consumo, pero denuncia la falta de ayudas y apoyos para la reconversión de instalaciones y equipos. Tampoco se ha dispuesto de ayudas para la implantación de fuentes de energía renovables y sistemas de autoconsumo.
Por tanto, desde Hostelería de España proponen las siguientes medidas ante la gravedad de la situación:
1. Una reclasificación por los cambios en su estructura de costes y disponer de un estatuto
similar al de consumidor electro intensivo.
2. Aprobación y puesta en marcha de bonos eléctricos: aplicando los remanentes de las ayudas COVID-19 al sector, no aplicadas, y valoradas en estos momentos en 3.000 millones de euros. Es necesario que desde las diferentes administraciones; nacional, autonómica y local en Diputaciones y Ayuntamientos, diseñen medidas de apoyo al consumo, reducción de costes y transición hacia fuentes de energía renovables.
3. Eliminación de peajes y búsqueda de fórmulas de contratación adaptadas a la realidad de sector. Se deben revisar los sistemas de contratación en términos de potencia, discontinuidad a lo largo de diferentes periodos en el año y eliminación de penalizaciones.
4. Rebajar los impuestos eléctricos y los costes regulatorios, estableciendo suspensiones temporales, moratorias y aplazamientos.
5. Otorgar avales públicos para poder acceder a compras de suministros renovables a largo plazo por parte de grupos de usuarios.
6. Promover los sistemas de compra agrupada y subastas de contratación en el sector.
Hay que añadir que los establecimientos de hostelería tienen un perfil de consumos heterogéneos que exigen la adopción de medidas diferenciales según las tipologías y franjas de
consumo (fines de semana, ocio nocturno…). Existe un tipo de consumo muy usual en franjas en que el coste de la energía es punta, por ello se encuentra claramente penalizado. Por ello es tan
importante poder disponer de mayores fuentes de energía renovable y autoconsumo, así como de fórmulas de contratación más flexibles.
La energía es, por tanto, el principal indicador de la subida, que afecta al aumento de otros productos, y repercute en toda la cadena de producción y distribución. La subida de la
electricidad es el punto de mayor preocupación, al tratarse de un gasto básico que no se puede eliminar, del que depende el funcionamiento de las cámaras frigoríficas, así, como la
calefacción/aire acondicionado, la iluminación o el uso de las placas de inducción.
El sector se encuentra muy sensibilizado por el problema, así lo demuestra de manera reiterada la encuesta de confianza y previsión que realizó Hostelería de España entre empresarios del
sector, en la que, a pesar de los buenos datos generales que puede arrojar la temporada de verano en materia de ingresos, los márgenes de beneficios y la rentabilidad de los negocios
quedan lastrados por el elevado coste, entre otras cosas, del precio de la energía que experimentó una subida del 37,4% en agosto y en concreto la electricidad superó el 60%
respecto al año anterior.
Además, la mayor parte de los negocios hosteleros (75%) han notado que el aumento generalizado de costes ha propiciado una tendencia al ahorro por parte del cliente. Éste se ha
manifestado principalmente en la reducción del ticket medio, llegando al 54,5% los que opinan en este sentido en agosto.
Debido a todo esto, las previsiones para el último trimestre del año son de caída media de ventas. En concreto, un 71,3% de los encuestados piensa que la facturación va a ser inferior que la de 2019, un 21,7% cree que las ventas se van a mantener y sólo un 7% piensa que va a superar las cifras pre-crisis. De los que piensan que la facturación va a ser inferior, más de un 80% cree que la caída va a ser superior al 10%.
Hay que tener en cuenta que el sector de la hostelería es uno de los motores económicos del país, compuesto por más de 320 mil establecimientos que dan empleo directo a 1,7 millones de trabajadores y que supone una aportación a la economía nacional del 6,4% del PIB (4,9% la restauración y 1,5% el alojamiento). Estos datos correspondientes a 2019, antes de la irrupción de la crisis de la COVID-19, muestran la relevancia económica de la hostelería y especialmente de la restauración, a lo que se añade la importancia social que tiene este sector.